Confieso que hoy ya no es un buen día, pero empezó como cualquier otro.
Sonó la alarma insistente del despertador, por la ventana el día empezaba a aclarar, en la calle la ciudad se mueve, los autos van de prisa, los escolares apuran el paso... En la "tele" el noticiero de las mañanas, en la radio las canciones de siempre, el desayuno servido en la mesa, una mosca volando por la taza de leche, el horóscopo contándonos que hoy sera un maravilloso día... Y si supiera de la gente.
El agua helada en la ducha no es mas helada que otros días. Uno se moja igual, el jabón genera la misma cantidad de espuma, la plancha calienta lo mismo, el nudo de corbata sigue siendo siempre el mismo... La calle que camino a diario para ir a la oficina sigue con los mismos huecos, la misma gente abriendo los negocios, los mismos autobuses, la misma ruta.
¿Que sera, que todos se mueven tan aprisa?
En la calle la gente camina apresurada, buscan sus relojes por debajo de la manga del traje. piensan en sus vidas, la cita de negocios, el viaje de fin de semana... Una mujer ve en su bolso, cuenta el dinero que le dará a su hijo... ¿Si sera para el refrigerio o para las dos horas en la cabina de juegos? Las señoras de la iglesia apresuran el paso para rezar al padre eterno, alzar una plegaria para los enfermos, comentar que fue de Julia, de la hija de la vecina, si quedo embarazada del vago con el que salia...
Los policías ordenan el trafico, en la puerta del banco una fila de 10 personas, en la esquina dos tipos miran las piernas de una jovencita. De la panadería sale una ama de casa... Lleva una bolsa de pan en las manos, en casa la aguardan con la mantequilla y dulce de membrillo. En la puerta de la panadería espera una niña... Sin zapatos, con la carita sucia y ropa vieja. Sus ojos de hambre, su cuerpecito de tristeza... Espera quien volteara a verla. Nadie la vio.
El kiosco de periódicos tiene cuatro lectores. Un señor de traje compra el semanario de finanzas, otros dos discuten de la corrupción del gobierno, otro parado a un costado, sin disimulo, mira las fotos de alguna vedette... Frente a esa esquina una anciana lucha por cruzar la avenida, un bus rebalsando de pasajeros le toca la bocina. De un salón de juego salen dos personas que trataron ,en una noche, hacer fortuna con el poker.
Nadie se pregunta donde esta la anciana que duerme en la acera de enfrente, la que entre cajas y viejas fresadas ha hecho de la calle su hogar. Es que hay que saber, que el despojo y el abandono es grande; y muchas veces el cemento menos frió que la soledad en la piel. Todos caminan esa acera y nadie nota que ya no esta... ni los perros que mean los postes sienten su ausencia, ni el loco que se cree tarzan, que con sus chisporroteos suelta carcajadas en los transeúntes... Siente su ausencia.
El sol se presenta imponente en lo alto, la ciudad sigue activa. Miro por la ventana de la oficina, la señora de piel cobriza, trenzas plateadas y andar encorvado no esta. Su figura mas que delgada no se sentó en la vereda a pedir limosna, unos centavos, un pan... Caigo en cuentas que la noche fue muy fría, de lo vacías que pueden ser estas calles. Caigo en cuentas que anoche llovió... todo amaneció empapado...
Me paso el resto del día pensando en ella, en todos... La tarde transcurre y yo viendo a través de mi ventana.
El reloj de pared marca la 7 y 30 de la tarde. Escucho los planes de mis compañeros de oficina... Hoy es viernes, me dicen... ¿tienes planes para la noche? No. respondo... ¿quiere ir con nosotros a cenar al nuevo restaurante de pastaS? Nos han contado que los canelones rellenos en salsa de 4 quesos son espectaculares... Y tienen una buena selección de vinos. Me quedo pensando unos segundos en la propuesta... Miro por la ventana y en ese metro cuadrado no hay cajas de cartón ni viejas fresadas... Ni anciana, ni latita de las limosnas... No, respondo. hoy no tengo nada que celebrar.